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El chile en México

 

Mejor conocido por el género botánico de “capsicum”, el chile es una especie diseminada por los 5 continentes, un alimento que en cada cultura está plagado de innumerables connotaciones, sociales y religiosas.

 

Dentro de la historia de México y contexto antropológico, el chile fue primordial para los antiguos pueblos. En las ciudades de Teotihuacán, Tula y Monte Albán, por ejemplo, se han encontrado vestigios de un amplio consumo de chile entre sus pobladores. Y los aztecas habían desarrollado una cultura en cuanto a los usos del chile, que perduran hasta nuestros días.

El trabajo de Fray Bernardino de Sahagún resulta substancial para entender la trascendencia del producto en la Cultura Mexica. En su monumental “Historia general de las cosas de Nueva España”, redactada en el Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco en la segunda mitad del siglo XVI, el fraile franciscano consigna numerosos datos en torno al chile. Los aztecas lo empleaban no sólo como parte esencial de su dieta diaria, sino que le habían asignado una diversidad notable de usos: militares (el humo de chiles arrojados al fuego se empleaba como hoy se usan los gases bélicos), medicinales, comerciales, impositivos e incluso pedagógicos: un poco de humo de chile inhalado servía para corregir a la infancia testaruda, como lo testimonian algunas escenas de los códices. A la diosa del chile la llamaban “Respetable señora del chilito rojo”, y era hermana de Tláloc, señor de la lluvia, y de Chicomecóatl, señora de los mantenimientos.

 

Aunque se conoce comparativamente poco de la vida sexual de los aztecas y otros pueblosmesoamericanos, es claro que el buen chile tenía entre los antiguos, tanto por su morfología como por su carácter, relación con representaciones fálicas o para ser más exactos, con las cosas de Tlazoltéotl, la diosa azteca del amor carnal. A propósito del lazo con los apetitos venéreos que los prehispánicos atribuían al chile, el mismo Sahagún consigna que durante las festividades del dios Macuilxóchitl, Señor de las flores, de la danza, de los juegos y del amor, los hombres y las mujeres que tomaban parte en la celebración, sometidos durante cuatro días a un riguroso ayuno, se abstenían, como medida precautoria, de comer chile. Quien rompía el ayuno era castigado por el ardiente dios, que hacía padecer al transgresor, enfermedades “en las partes secretas”. En todo caso, la prohibición de comer chile durante los ayunos rituales continúa siendo una práctica común entre algunos pueblos indígenas.

Por Rabindranath Cano.

 

Chef Ejecutivo(Coordinador de Chefs Instructores IESEG)

Publicado en la revista RUTA SIN LIMITE